Publicacion
Global Research, July 23, 2008
http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=8310
Este artículo examina la guerra y el genocidio actuales en la República Democrática del Congo, que empezó a mediados de la década de 1.990, poniendo especial énfasis en el papel de las operaciones encubiertas de Occidente y de sus multinacionales, así como en el subsiguiente saqueo de sus recursos naturales.
Guerra en el Congo
La guerra del rey Leopoldo por el caucho
Hace cerca de 125 años, durante el inicio de la “pelea por África” por parte de Europa, los gobiernos competían entre ellos por apoderarse del continente y por saquear sus recursos naturales. El rey de Bélgica en aquel tiempo, Leopoldo II, buscaba hacerse con el control del Congo, al tiempo que “aumentaba la demanda de caucho de manera dramática,”y el “Congo contenía árboles de caucho en estado salvaje que podrían ser cosechadas de manera inmediata para hacer frente a la espiral creciente de la demanda por el producto.” [1] Esto se consiguió forzando a los hombres africanos a trabajar “tomando a sus familias como rehenes hasta que una cierta cantidad de caucho era cosechada,”y ellos podían “cortar las manos de los africanos que no llegaran a cosechar su cuota o que se resistieran a las exigencias europeas de más caucho.”
Todo esto tuvo como consecuencia “la muerte de al menos diez millones de muertos como resultado la combinación de asesinatos, muertes por hambre, de cansancio, enfermedad y una tasa de nacimientos que cayó en picado.”[2]
La guerra civil del Congo: 1.996 – 1.998
En 1.996, dos años después de los asesinatos masivos en Ruanda, un nuevo conflicto surgió, que continúa hoy, y que ha provocado, en los últimos 12 años, un millón de muertos. El Congo, anteriormente conocido como Zaire, fue invadido en 1.996 por las tropas ruandesas bajo las órdenes del presidente Paul Kagame. Él argumentó “que los hutus al otro lado de la frontera constituían un peligro para la seguridad de Ruanda.” [3] El ejército de Kagame “masacró a miles de civiles hutus que se habían refugiado en el Congo cuando dicho presidente llegó al poder en Ruanda. Burundi, que también tenía un gobierno tutsi, y Uganda enviaron tropas en 1.997 para ayudar al grupo rebelde congoleño de Laurent Kabila, que estaba intentando derrocar al dictador de Zaire, Mobutu Sese Seko.”[4]
Instalando una nueva marioneta
Fue en 1.997 cuando Mobutu fue derrocado, lo que llevo a Kabila, un aliado incondicional de EEUU, a ser el nuevo líder de mano de hierro. En 1.998 expulsó a las tropas ugandeses y ruandesas del Congo, de todos modos, Ruanda “invadió de nuevo el país, argumentando que necesitaba perseguir a los hutus que amenazaban su seguridad,” y Uganda, también, invadió el país con la excusa de combatir a los grupos rebeldes ugandeses que operaban desde sus bases en el Congo.[5] Uganda y Ruanda se hicieron con el control del área oriental del Congo a lo largo de las fronteras entre sus países, mientras que Kabila buscaba el apoyo de otras naciones africanas con el fin de hacerse con el control de todo su territorio.
Occidente y la guerra
Financiando a los dos bandos
Fue en este momento cuando los EEUU comenzaron a financiar a ambos bandos en el conflicto, dando dinero tanto al ejército congoleño del presidente Kabila, como a su rival, el Partido Congoleño por la Democracia (RPF). El conflicto así incrementado, desestabilizó el país y lo hizo más susceptible a la influencia y el control extranjeros.
La implicancia militar occidental encubierta
Las fuerzas especiales estadounidenses, que habían entrenado al ejército de Kagame tenían, desde 1.994, la tarea de entrenar al “Ejército Patriótico Rwandés (RPA)” de Kagame en tácticas como “la contrainsurgencia, los combates, guerra sicológica, así como instrucciones sobre como luchar en el Zaire.”[7] se ha descubierto que, “en Agosto, antes de ordenar la invasión de 1.996, Kagame visitó El Pentágono para obtener la aprobación de EEUU,” y que, “las tropas ruandesas u ugandeses que habían sido entrenadas en Fort Bragg en EEUU) participaron en las invasiones de 1.996 y 1.997 para derrocar a Mobutu.” [8] Se ha informado, incluso, que “soldados de EEUU (probablemente Fuerzas Especiales) fueron vistas en compañía de tropas ruandesas en el Congo el 23 y 24 de Julio de 1.998 – aproximadamente una semana antes de la segunda invasión ‘oficial’ del Congo por parte de Ruanda” [9]
King Leopold, Inc.
Durante el saqueo del Congo por parte del rey Leopoldo, los “agentes del caucho”, actuando de parte tanto del imperio belga como de los intereses de las empresas del caucho, estuvieron implicados en los asesinatos masivos, la tortura y el abuso de los africanos.[10] Actualmente esos agentes siguen existiendo. “El contratista privado militar [Kellog]Brown & Root (KBR), filial de Halliburton, según se informa, ha construido una base militar en la frontera entre el Congo y Ruanda, donde el ejército ruandés es entrenado. Asimismo, The Bechtel Corporation proporciona mapas vía satélite y fotos de reconocimiento a Kabila de tal modo que pueda “monitorizar los movimientos de las tropas de Mobutu.”
Bechtel es un contratista muy discreto con individuos como el Secretario de Estado de la Administración Reagan, George Schultz, en sus consejo directivo, y como asesor legal, cuenta con el antiguo Secretario de Defensa, Caspar Weinberger.[11] Debe ser tenido en cuenta que, en esos tiempos, Dick Cheney era director ejecutivo de Halliburton, que era propietaria de KBR. Más adelante, fue confirmado por un investigador sobre las violaciones de los derechos humanos independiente que “el Pentágono estaba directamente involucrado, durante los años 1.996 a 1.998, con las compañías Military Professional Resources Incorporated y Kellog, Brown & Root (Halliburton).
Saqueando los recursos
Beneficiándose del genocidio
El Congo es extremadamente rico en recursos naturales. Ruanda, Uganda y Occidente, todos ellos han luchado por hacerse con las riquezas del país, en parte por medio de campañas de desestabilización.
El presidente de Uganda, Salim Saleh (hermano de Yoweri Museveni), flotó tres líneas aéreas “con destino al ejército ugandés, con el fin de transportar tropas y suministros al Congo. Con la cooperación de oficiales del ejército de Uganda, grupos rebeldes congoleños, y empresas privadas, Saleh se aseguró de que los aviones volvieran a Uganda cargados de oro, maderas de uso comercial y café.” Al mismo tiempo, a pesar de que Ruanda no tiene minas de diamantes, “sus exportaciones de diamantes se incrementaron de 166 quilates en 1.996 a 30.500 en 2.000.”[13]
Seduciendo a las multinacionales
El líder rebelde congoleño Kabila, antes de convertirse en presidente, “envió a un representante a Toronto a principios de 1.997 para hablar con las compañías mineras sobre ‘oportunidades de inversión’,” y, “en Mayo de 1.997, American Mineral Fields (AMF) cerró una cuerdo por mil millones de dólares con Kabila justo antes de que sus tropas tomaran Goma.” Las negociaciones fueron emprendidas por “ministros de finanzas entrenado por EEUU,” que dio “a AMF la exclusiva de los derechos de exploración en busca de zinc, cobre y cobalto en todo su territorio. Mike McMurrough, amigo del presidente Clinton, era el presidente de AMF”[14] Otra gran compañía minera occidental interesante es Barrick Gold Corporation, una compañía minera canadiense, cuyo consejo directivo incluye individuos como en antiguo presidente Brian Mulroney, Vernon Jordan (antiguo consejero del presidente Clinton), y tiene entre sus consejeros a George Herbert Walker Bush[15]
Otras grandes corporaciones beneficiadas son las canadienses Heritage Oil & Gas, que “llegó junto a los militares ugandeses y ruandeses cuando éstos invadieron el Congo en 1.998,” Citibank NY dio un préstamo de cinco millones de dólares al “brazo económico del RCD-Goma (la milicia congoleña aliada con Ruanda),”y, “mientras Ruanda y Uganda continuaban enriqueciéndose con el saqueo, recibían elogios por parte del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial por haber incrementado su producto interior bruto.”[16]
El Congo también extensas reservas de petróleo, y la primera refinería en el país recibe el suministro de crudo de “Shell, Mobil, Petrofina y Texaco,”y, “las recientes extracciones mar adentro cerca de dicha refinería involucran a Total, Pan Ocean Energy (Gran Bretaña) y Haddax Petroleum (Canadá).”[17]
El genocidio en el Congo
Keith Harmon Snow, un investigador sobre los derechos humanos independiente, y corresponsal de guerra para Survivors Rights Internacional, Genocide Watch y la ONU, informó recientemente que, en Octubre de 1.996, había al menos un millón y medio de refugiados de Ruanda y Burundi en el este de Zaire (Congo). La invasión a mayor escala empezó formalmente cuando las fuerzas del RPA y de la Ugandan Patriotic Defense (UPD) bombardearon los campos de refugiados, asesinando a cientos de miles de personas “en un claro caso de genocidio.”[18]
El mismo informe también tomaba nota de que el censo de las muertes en el Congo había alcanzado cotas que igualaban en número al genocidio cometido por el rey Leopoldo de Bélgica alrededor de cien años antes, con “más de diez millones de muertos en el Congo desde 1.996, y algunos millones más en Uganda y Ruanda.” El informe concluye que estas muertes son “producto de las administraciones Bush, Clinton y Bush.”[19]
Conclusiones
En Abril de 2.001, la congresista Cynthia McKinney, llevó a cabo una audiencia sobre la intervención occidental en el saqueo de África, en el ella establecía, “en el corazón del sufrimiento de África está Occidente, y, particularmente, el deseo de EEUU de tener acceso a los diamantes, petróleo, gas natural y otros valiosos recursos africanos... Occidente, y particularmente EEUU, han puesto en marcha una política de opresión, desestabilización y templanza, no por principios morales, sino por un deseo desatado de enriquecerse a costa de las fabulosas riquezas de África.”[20] Podría parecer que el rey Leopoldo II ha vuelto o es posible que no llegara a irse.
Notas
[1] Robert O’Brien and Marc Williams, Global Political Economy: Evolution and Dynamics. Palgrave MacMillan: New York, 2007: page 94
[2] Ibid, page 95
[3] Steven Hiatt, ed., A Game As Old As Empire: The Secret World of Economic Hit Men and the Web of Global Corruption. Berrett-Koehler Publishers, Inc: 2007, page 94
[4-5] Ibid
[6] Ibid, page 98
[7-9] Ibid, page 99
[10] Robert O’Brien and Marc Williams, Global Political Economy: Evolution and Dynamics. Palgrave MacMillan: New York, 2007: pages 94-95
[11] Steven Hiatt, Op cit, page 99
[12] Keith Harmon Snow, The War that did not make the Headlines: Over Five Million Dead in Congo? Global Research: January 31, 2008: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=7957
[13] Steven Hiatt, Op cit, page 95
[14] Ibid, page 99
[15] Ibid, pages 99-100
[16] Ibid, page 100
[17-19] Keith Harmon Snow, Op cit.
[20] John Perkins, The Secret History of the American Empire. Penguin Group: New York, 2007: page 257-258
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