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Malvinas

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Leonid Ivashov

La cruz iraní de Rusia

El programa nuclear de Irán ya tiene 50 años. Medio siglo atrás el Sha de  Irán Mohammad Reza Pahlavi, se estableció firmemente en el trono sobre la égida americana y lanzó una construcción de  reactor de investigación experimental con capacidad de 5 mega watts. Fue asistido y ayudado por los especialistas americanos.

Con la llegada al poder del  ayatollah Khomeini, líder de la revolución islámica en el período de 1978-1979, el programa nuclear iraní quedó congelado por varios años y después reiniciado con ayuda de la Unión Soviética orientada la un átomo pacífico. Desde agosto de 1992 una nueva  Rusia comenzó la participar en el programa para la construcción de una central eléctrica nuclear en Bushehr en las costas del Golfo Pérsico.

En cooperación con los científicos nucleares de Rusia, los iraníes en se limitaron la ejercer un papel pasivo de dueños observadores y se volvieron activamente la las actividades nucleares: formación de especialistas, investigación científica y desarrollo de nuevas tecnologías. Durante largo tiempo en hubo conversaciones acerca de  átomo con fines militares. Con mayor razón cuando Irán incorporose incondicionalmente al Tratado de en proliferación de Armas Nucleares (TNP) de 1968 y al sistema de control y salvaguardia para las actividades nucleares pacíficas.

Los ajustes al programa nuclear de Teherán fueron hechos después que en los años 80 aparecieran informaciones acerca de que Israel creó un arma nuclear y que expandía su arsenal nuclear. El gobierno iraní levantó fuertemente la cuestión de la adhesión de Israel la los 187 signatarios del  Tratado de en proliferación de Armas Nucleares. Israel fue recusado y los Estados Unidos lo apoyaron como los Estados Unidos en impedirían una investigación nuclear de naturaleza militar en India y en Pakistán.

En 1995 en la Conferencia de los participantes de  Tratado de en proliferación de Armas Nucleares en Nueva York fue puesta en orden del día para prolongar indefinidamente el Tratado de en Proliferación de Armas Nucleares. Irán, Indonesia, Nigeria y una serie de varios otros estados tradicionalmente incorporados Movimiento de Países no-Alineados intervinieron la favor de la elaboración de un cronograma para un desarme nuclear completo, un cese de producción y prueba de armas nucleares, fiscalización de los informes de las potencias nucleares, El control internacional de materiales nucleares en países que poseen armas nucleares y otras medidas de seguridad. En la conferencia de 1995 fue levantada nuevamente la cuestión de las armas nucleares de  Israel. Los Estados Unidos, Gran Bretaña y con ellos  Rusia ignoraron entonces esas intervenciones y demandas.

En 1996 la República Islámica de  Irán firmó el Tratado Abrangente de prohibición de pruebas nucleares. En tanto, los Estados Unidos, Francia y otros se rehusaron a ratificar el Tratado (o procedimiento de ratificación de acuerdo fue aceptado apenas por 17 de los 152 Estados signatarios incluyendo a Rusia), y en torno del programa nuclear militar de Israel El “club nuclear” nuevamente construyó una figura de silencio y ignoró completamente este problema. Entonces, En la sociedad iraní, especialmente en la elite, comenzaron rápidamente a reforzar los temores naturales por su seguridad.

El ataque de los Estados Unidos y de la NATO contra Yugoslavia en 1999 y la destrucción del  Estado Federal yugoslavo, agresión en provocada de los Estados Unidos y sus aliados británicos contra vecino Irak, las amenazas constantes a de Washington y Tel Aviv contra  Siria, El aumento constante de un arsenal nuclear de Israel en conjunto con las repetidas declaraciones oficiales de Tel Aviv acerca de estar prontos para atacar a Irán, en podrían  dejar de evocar una fuerte respuesta de los iraníes.

Esto debe acrecentar que a fin de año de 2005, Bush firmó un documento que prevé la ejecución por parte de América de ataques preventivos nucleares y el congreso de los Estados Unidos aprobó esta doctrina como desarrollo aprobado en 2005 de “Estrategia de Seguridad Nacional”, que proclama "garantir el acceso seguro a las principales regiones del  mundo, las comunicaciones estratégicas y los recursos globales”.

Irán es: “una región-clave”, “un corredor estratégico” y sus “recursos globales”. Ahora es el primero país que tiene de lidiar con la perspectiva de un ataque nuclear “preventivo” dentro de su territorio.

Las principales partes interesadas en surtir la campaña anti-iraní son las elites dirigentes de los Estados Unidos y de Israel, las empresas petrolíferas anglo-americanas, El sionismo radical internacional y los “halcones” de Washington. Declarándose como una “comunidad mundial”, ellos  exigen represalias inmediatas contra Teherán. La “Vieja” Europa (Francia, Alemania), ligada los intereses del petróleo, también se incorporaron en esta aventura.

El presidente francés, en aquel entonces Jacques Chirac, aparentemente, sobre el que y por que castigaron a Paris organizando en el año 2005 los disturbios en la capital francesa. Las declaraciones de aquel entonces (19 de Janeiro de 2006) de  J. Chirac acerca de la disponibilidad de Francia para lanzar ataques nucleares en respuesta al terrorismo por parte de otros estados claramente estimuló la amenaza de perder el petróleo de Oriente Medio por la en participación en la campaña de Irak, bien como de petróleo de altiplano iraní en caso de introducción de sanciones contra Irán. El blanco de todos es Irán, que al contrario de  Irak, están preparando contra ellos en solo una invasón, sino un Apocalipsis nuclear.

Hoy, la amenaza a la existencia de la República Islámica de  Irán es real, palpable. Estas en son aquellas amenazas del tiempo del Imán Khomeini de “barrer a Israel de la faz de la tierra”, “destruir a los Estados Unidos”, “expulsar a los judíos para Europa” dentro de  espíritu que resuenan los días de Unión Soviética apelando a “muerte al imperialismo americano”. Hoy desde Washington y Tel Aviv emergen contra Irán amenazas en retóricas.

Y en tanto a pesar de los esfuerzos de aquellos que afirman ser la “comunidad mundial”, en la campaña anti-iraní en están interesados en  Europa (excepto los gobiernos dependientes de los Estados Unidos), en Asia, en el mundo árabe y con ellos todo el mundo musulmán. No están interesados ni en China, ni en India, ni en Pakistán, ni en Japón. En verdad, toda la comunidad mundial de naciones y de los pueblos en están interesados en las acciones contra Irán: en primer lugar, porque esta es una otra injusticia que finalmente va a quebrar el sistema internacional de disuasión y equilibro; en segundo lugar, porque la intervención militar en los asuntos internos de Irán significaría una nueva subida en pico a los precios del  petróleo, un flujo de refugiados, una violación del  equilibrio de fuerzas regionales y crecimiento del extremismo.

Lo mismo en los Estados Unidos es vistos por lo menos tres abordajes para resolver el problema iraní. Gran parte de la población de América está con miedo de nuevas aventuras, nuevas víctimas, nuevos gastos. Hay, en la opinión de la élite norte-americana, la necesidad de regulación de las relaciones con el mundo islámico. Entre sus exponentes, vemos hasta al mismo de uno de esos “halcones”, como Z. Brzezinski, Henry Kissinger y Condoleezza Rice que están a favor de las sanciones, mas en contra de las operaciones militares. U finalmente hay un grupo (D. Rumsfeld, D. Cheney, R. Pearl) que acredita que una acción militar contra Irán traería lucros para las compañías de petróleo y para el complejo industrial militar, y al mismo tiempo encubre el descontento por el fracaso de las operaciones en Irak.

La división sobre esta cuestión también es observada en la sociedad israelita donde existen dos principales líneas de conducta: unas siguen una política de “paz por tierra”, en cuanto otros acreditan que el mundo con el Islam es imposible y que por tanto es necesario tomar el rumbo de la guerra. Cuales de esas tendencias va a prevalecer, quedará claro en las elecciones de marzo de 2006 para el Knesset. Si triunfan los de Derecha (B. Netanyahu) o el Kadima de  Sharon (una especie de “ Rusia Unida” al estilo de Israel) en seguida van a aumentar las tensiones con Irán. Si prevalece la victoria de la izquierda, el problema de Irán va a fundarse en las habladurías y en las sanciones de la comunidad “internacional”.

En todo caso repetir a M. Begin, que los ataques de Israel contra las instalaciones nucleares de  Irak quedarían impunes, en tener éxito. Hoy ningún político serio israelita se acredita de impunidad de este tipo. Es sabido que Irán tiene misiles capaces de alcanzar Tel Aviv. Por eso, la derecha israelita, probablemente, entrará en una confrontación directo y va a intentar empujar al Washington y Londres en esta aventura militar contra Irán.

Las fuerzas israelitas serán lanzadas en operación contra Irán, solo cuando los norte-americanos, los británicos y talvez los franceses destruyan la capacidad de los mísiles iraníes. En este ponto van a trabajar activamente los servicios secretos israelíes, organizando atentados, sabotajes, realizando actividades de espionaje y subversivas.

U en tanto, ¿en que medida hay riesgo de un ataque contra Irán? La respuesta parece ser encontrada en el trabajo de Z. Brzezinski “The Choice” (“La elección” publicado en Moscú en 2004).

“Basta con que la misión antiterrorista pierda sentido sea por causa de que el terrorismo va a desaparecer, sea porque los americanos van perder el sentido de propósito común y el rol global de América rápidamente llegará a su fin”, escribe Z. Brzezinski.

Bien, para abandonar el “rol global” de la elite en el poder en la América además de preparada y por tanto la “misión anti-terrorista” debe ser confirmada de nuevo y de nuevo...

Debe ser dicha alguna cosa acerca de Rusia. El Kremlin también está en un dilema, lo mejor, el propio se colocó en una artimaña política. Viajando para el Foro OCEAN el Presidente de Rusia V. V. Putin dice a todo el mundo que Rusia es uno de los pilares del  mundo islámico.

Esta afirmación de  jefe de Estado puede ser considerada como una de las prioridades de política externa de Rusia. Esto implica para la diplomacia de Rusia la obligación de manifestarse contra la política de “dos pesos una medida”, la destrucción de los principios de las relaciones internacionales, las amenazas militares, las sanciones injustas, etc. En otras palabras, comportar como un miembro responsable de la comunidad internacional, un miembro permanente de Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en el cual confiaran su destino todas las personas, incluyendo los musulmanes. Y cuando el Presidente de Rusia, habla sobre nuestro país como el yunque del mundo islámico, eso significa que nosotros nos comprometemos la proteger los intereses equitativos de los musulmanes.

En relación a Irán, V. V. Putin tiene un apoyo muy forte dentro del  país. Son los musulmanes de Rusia (20 millones de personas). El complejo militar industrial y las estructuras exportadoras de armas. Y la industria nuclear. Son simplemente todas las personas honestas de Rusia. V. V. Putin tiene todos los instrumentos para una política externa justa: la Carta de ONU, la resolución de la Asamblea-General de ONU, los tratados y acuerdos internacionales, la concepción de política externa de Federación de Rusia que determina los intereses nacionales del país. Lo que se precisa es tan escaso pues tenemos la voluntad política del liderazgo de  Estado.

Entretanto, el Presidente está sobre una enorme presión por parte de elementos pro-Israel y pro-americanos dentro del país, la presión del  capital financiero y los lobbies industriales.

Aquellos poseen El poder real: financiero, la media, la energía, los centros de peritos y politólogos y “su” gente que toma decisiones en las estructuras. Ellos  imponen la opinión pública “rusa” y configuran la política.

Por lo tanto, lo más probable que vamos ver es como la diplomacia de Rusia va a preferir algo en dirección a Irán exhortando a aceptar la pérdida de su soberanía, a presentar una “actitud” constructiva en la formulación de una resolución del  Consejo de Seguridad de ONU, y entonces condenar levemente a los Estados Unidos y sus aliados por los ataques a Irán y por la muerte de civiles y al mismo tiempo haciendo alusiones a la intransigencia de  Teherán, etc., etc. Todo esto ya aconteció en los casos de agresión contra Yugoslavia y contra Irak.

Si eso se repetir ahora en caso de agresión contra Irán, El Kremlin va a perder definitivamente el apoyo de millones de rusos musulmanes y el resto del mundo desdeñará con desprecio a  Rusia que traicionó la justicia y la honra rusa.

Esto irá a resultar en la pérdida de los últimos vestigios de prestigio internacional y humillación de esta gran nación. El desdentado Kremlin en asuntos serios de política mundial y la voluntad de los dirigentes del  Kremlin para seguir en consonancia con las políticas externas han sido observados por la comunidad internacional. Estas cualidades son extrapoladas para todo el país, para todos nosotros. En términos prácticos, será perdido el último aspecto de  respeto para con los representantes de Rusia en todos los foros (incluido Occidente adonde los débiles y los traidores en son particularmente bien-venidos), pérdidas importantes especialmente para los armeros y los científicos nucleares, para los mercados rusos de bienes y servicios y desconfianza del pueblo musulmán de Rusia para con el poder “Ruso” adquirirá formas extremas.

Bush, confiando que la posición oficial de Rusia en relación a la agresión que está para ser preparada contra Irán seria justamente esa, firmada una directiva para substituir las ojivas nucleares de los mísiles balísticos con base naval por convencionales de penetración profunda solo.

Los preparativos militares contra Irán están en plena marcha. Y Rusia parece haber dejado de ser un aparcero de confianza política y económica, en solo para Irán, mas también para todo el mundo. El consentimiento de Federación de Rusia para entregar el  “dossier nuclear” iraní al Consejo de Seguridad de ONU enfatiza los males una vez que en la política mundial nuestro país se tornó irrelevante, convertido de sujeto de relaciones internacionales en objeto de una voluntad ajena.

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