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F. William Engdahl

China y USA en nueva guerra fría por la riqueza petrolífera de África

¿Darfur? Es el petróleo, tontito...

Para parafrasear la famosa pulla durante los debates presidenciales de USA de 1992, cuando un desconocido William Jefferson Clinton le dijo al presidente de aquel entonces George Herbert Walker Bush: “Es la economía, tontito,” la preocupación actual de este gobierno en Washington por Darfur en el sur de Sudán no es, si la miramos más de cerca, una preocupación genuina por el genocidio contra las gentes en esa parte más pobre de una parte pobre de una sección desamparada de África.

No. “Es el petróleo, tontito.”

Se trata de una historia de una dimensión cínica adecuada a un gobierno de Washington que no ha mostrado consideración por su propio genocidio en Iraq, cuando se trata de su control sobre importantes reservas de petróleo. ¿Qué está en juego en la batalla por Darfur? El control sobre el petróleo; mucho, muchísimo petróleo.

Los argumentos para Darfur, un imponente trozo de tierra reseca por el sol en la parte sur de Sudán, ilustra la nueva Guerra Fría por el petróleo, en la que el dramático aumento de la demanda de petróleo en China para alimentar su exitoso crecimiento ha llevado a Beijing a embarcarse en una política agresiva de – irónicamente – diplomacia del dólar. Con sus más de 1,3 billones en reservas sobre todo en dólares de USA en el Banco Nacional de China, Beijing emprende una geopolítica activa de petróleo. África es un centro importante, y en África, la región central entre Sudán y Chad es una prioridad. Esto define un importante nuevo frente en lo que, desde la invasión de Iraq por USA en 2003, es una nueva Guerra Fría entre Washington y Beijing por el control de importantes fuentes de petróleo. Hasta ahora Beijing ha jugado sus cartas con algo más de destreza que Washington. Darfur es un importante campo de batalla en esta competencia por el control de petróleo en la que hay mucho en juego.

La diplomacia petrolera china

En los últimos meses, Beijing ha lanzado una serie de iniciativas orientadas a asegurar fuentes de materias primas a largo plazo en una de las regiones mejor dotadas del planeta – el continente africano. Ninguna materia prima tiene actualmente una prioridad mayor en Beijing que la garantía de fuentes de petróleo a largo plazo.

Se calcula que actualmente China recibe un 30% de su petróleo crudo de África. Eso explica una serie extraordinaria de iniciativas diplomáticas que han enfurecido a Washington. China utiliza créditos en dólares sin condiciones para lograr acceso a la vasta riqueza en materias primas de África, dejando al margen el típico juego de control de Washington a través del Banco Mundial y del FMI. ¿Quién necesita la dolorosa medicina del FMI si China ofrece condiciones fáciles y además construye carreteras y escuelas?

En noviembre del año pasado, Beijing fue la sede de una extraordinaria cumbre de 40 jefes de Estado africanos. Desplegaron literalmente la alfombra roja para los jefes, entre otros, de Argelia, Nigeria, Malí, Angola, República Centroafricana, Zambia, Sudáfrica.

China acaba de cerrar un acuerdo petrolero, que vincula a la República Popular China con las dos mayores naciones del continente – Nigeria y Sudáfrica. La CNPC [siglas en inglés de la Corporación Nacional Petrolera China] obtendrá petróleo en Nigeria, a través de un consorcio que también incluye a la South African Petroleum Co., dando acceso a China a lo que podrían ser 175.000 barriles al día en 2008. Es un acuerdo de 2.270 millones de dólares que da a la CNPC, controlada por el Estado, una participación de un 45% en un gran campo petrolífero off-shore en Nigeria. Previamente, Nigeria había sido considerada en Washington como una posesión de las principales petroleras anglo-estadounidenses, ExxonMobil, Shell y Chevron.

China se ha mostrado generosa en el otorgamiento de préstamos a tasas de interés reducido, sin intereses o concesiones directas a algunos de los países deudores más pobres de África. Los préstamos han sido destinados a la infraestructura, incluyendo carreteras, hospitales, y escuelas, en agudo contraste con la brutal austeridad de las exigencias del FMI y del Banco Mundial. En 2006 China asignó más de 8.000 millones de dólares a Nigeria, Angola y Mozambique, en comparación con 2.300 millones a toda África subsahariana del Banco Mundial. Ghana está negociando un préstamo chino para la electrificación de 1.200 millones de dólares. A diferencia del Banco Mundial, un brazo de facto de la política económica externa de USA, China es hábil al no condicionar sus préstamos.

Esta diplomacia china relacionada con el petróleo ha llevado a la extraña acusación de Washington de que Beijing trata de “asegurarse de petróleo en las fuentes,” algo que ha caracterizado la política exterior de Washington desde hace por lo menos un siglo.

Ninguna fuente de petróleo ha estado últimamente más en la mira del conflicto petrolero China-USA que Sudán, donde se encuentra Darfur.

Riquezas petrolíferas de Sudán

La CNPC de Beijing, es el mayor inversionista extranjero en Sudán, con unos 5.000 millones de dólares en el desarrollo de campos petrolíferos. Desde 1999, China ha invertido por lo menos 15.000 millones de dólares en Sudán. Posee el 50% de una refinería de petróleo cerca de Jartum junto con el gobierno sudanés. Los campos petrolíferos están concentrados en el sur, donde tiene lugar una guerra civil que hierve a fuego lento desde hace tiempo, financiada en parte clandestinamente por USA, para separar el sur del norte islámico centrado en Jartum.

CNPC construyó un oleoducto desde sus bloques de concesión 1, 2 y 4 en el sur de Sudán, a una nueva terminal en Port Sudan en el Mar Rojo desde donde el petróleo es embarcado hacia China en buques cisterna. Un ocho por ciento del petróleo chino proviene ahora del sur de Sudán. China recibe hasta entre un 65% y un 80% de los 500.000 barriles de petróleo por día producidos por Sudán. Sudán fue el año pasado su cuarta fuente por su tamaño de petróleo extranjero. En 2006, China sobrepasó a Japón para convertirse en el segundo importador del mundo de petróleo después de USA, importando 6,5 millones de barriles del oro negro por día. Con un crecimiento de su demanda de petróleo que se calcula en un 30% por año, China sobrepasará a USA en la demanda de importación de petróleo en unos pocos años. Esa realidad es el motor que impulsa la política exterior de Beijing en África. (Fuente: USAID)

Una mirada a las concesiones petroleras en el sur de Sudán muestra que la CNPC china tiene derechos al bloque 6 que se extiende en Darfur, cerca de la frontera con Chad y la República Centroafricana. En abril de 2005, el gobierno de Sudán anunció que había encontrado petróleo en el sur de Darfur, donde se estima que podrá bombear, cuando sea desarrollado, 500.000 barriles por día. La prensa mundial olvidó mencionar ese hecho vital al informar sobre el conflicto de Darfur.

Uso de la acusación de genocidio para militarizar la región petrolífera de Sudán

El genocidio fue el tema preferido, y Washington fue el director de orquesta. Curiosamente, mientras todos los observadores reconocen que Darfur ha sufrido un gran desplazamiento humano y miseria humana y decenas de miles, o hasta 300.000 muertes en los últimos años, sólo Washington y las ONG que le son cercanas, utilizan la expresión incriminante “genocidio” cuando hablan de Darfur. Si logran conseguir una aceptación popular de la acusación de genocidio, abren la posibilidad para una drástica intervención de “cambio de régimen” por la OTAN y de facto por Washington en los asuntos soberanos de Sudán.

El tema de genocidio es utilizado, con un respaldo a la escala de Hollywood por gente como las estrellas pop al estilo de George Clooney, para orquestar el caso para una ocupación de facto de la región por la OTAN. Hasta ahora el gobierno de Sudán lo ha rehusado vehementemente, cosa que no sorprende.

El gobierno de USA utiliza repetidamente la palabra “genocidio” para referirse a Darfur. Es el único gobierno que lo hace. La Secretaria Adjunta de Estado de USA, Ellen Sauerbrey, jefe del Buró de Población, Refugiados y Migración, dijo durante una entrevista en línea de USINFO [Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado] el 17 de noviembre pasado: “El continuo genocidio en Darfur, Sudán – una ‘brutal violación’ de los derechos humanos – está entre los principales temas de preocupación internacionales para USA.” El gobierno de Bush sigue insistiendo en que el genocidio ha estado ocurriendo en Darfur desde 2003, a pesar de que una misión de la ONU formada por un panel de seis miembros, dirigido por el juez italiano Antonio Cassese, informó en 2004 que no se ha cometido genocidio en Darfur, sino que más bien se han cometido graves abusos de los derechos humanos. Pidieron juicios por crímenes de guerra.

Mercaderes de la muerte

USA, actuando a través de aliados sustitutos en Chad y en Estados vecinos ha entrenado y armado al Ejército de Liberación Popular de Sudán (SPLA), dirigido hasta su muerte en julio de 2005, por John Garang, entrenado en la escuela de las Fuerzas Especiales de USA en Fort Benning, Georgia.

Al inundar de armas primero el sur de Sudán en su parte oriental y desde el descubrimiento de petróleo en Darfur, también esa región, Washington avivó el conflicto que condujo a decenas de miles de muertos y a varios millones forzados a huir de sus hogares. Eritrea alberga y apoya al SPLA, al grupo NDA [sigla en inglés por Alianza Democrática Nacional] que aglutina a la oposición, y a los rebeldes del Frente Oriental y de Darfur.

Hay dos grupos rebeldes que combaten en la región de Darfur de Sudán contra el gobierno central de Jartum del presidente Omar al-Bashir – el Movimiento Justicia por la Igualdad (JEM) y el más grande Ejército por la Liberación de Sudán (SLA).

En febrero de 2003, el SLA lanzó ataques contra posiciones del gobierno de Sudán en la región de Darfur. El Secretario General del SLA, Minni Arkou Minnawi, llamó a la lucha armada, acusando al gobierno de ignorar a Darfur. “El objetivo del SLA es crear un Sudán democrático unido.” En otras palabras, cambio de régimen en Sudán.

El Senado de USA adoptó una resolución en febrero de 2006 en la que solicitó tropas de la OTAN en Darfur, así como una fuerza más robusta de mantenimiento de la paz de la ONU con un mandado sólido. Un mes después, el presidente Bush también pidió fuerzas adicionales de la OTAN en Darfur. ¡Vaya!... ¿Genocidio? ¿O petróleo?

El Pentágono ha estado ocupado entrenando a oficiales militares africanos en USA, tal como lo ha hecho con oficiales latinoamericanos durante décadas. Su programa Internacional de Educación Militar y Entrenamiento (IMET) ha asegurado entrenamiento para oficiales militares de Chad, Etiopía, Eritrea, Camerún y la República Centroafricana, en efecto todos los países en la frontera con Sudán. Gran parte de las armas que han exacerbado la matanza en Darfur y en el sur han sido llevadas mediante de tenebrosos, protegidos, “mercaderes de la muerte” privados, tales como el tristemente célebre antiguo agente del KGB, ahora con oficinas en USA, Victor Bout. Bout ha sido citado repetidamente en los últimos años en relación con las ventas de armas en toda África. Extrañamente, los funcionarios del gobierno de USA no tocan sus operaciones en Texas y Florida a pesar de que está en la lista de buscados de Interpol por lavado de dinero.

La ayuda al desarrollo de USA para todo el Sub-Sahara, incluyendo a Chad, ha sido reducida fuertemente en los últimos años, mientras ha aumentado la ayuda militar. El petróleo y la rebatiña por las materias primas estratégicas es la razón evidente. La región del sur de Sudán desde el Nilo Superior a las fronteras de Chad es rica en petróleo. Washington lo supo mucho antes que el gobierno sudanés.

El proyecto petrolero de Chevron de 1974

Las principales petroleras de USA han sabido de la riqueza petrolera de Sudán desde inicios de los años setenta. En 197, Jafaar Nimeiry, jefe de Estado de Sudán, rompió con los soviéticos e invitó a Chevron a desarrollar el petróleo en Sudán. Tal vez fue un error fatal. El embajador de USA George H.W. Bush había informado personalmente a Nimeiry de fotos satelitales que indicaban petróleo en Sudán. Nimeiry tragó el anzuelo. Las guerras por el petróleo han sido la consecuencia desde entonces.

Chevron encontró grandes reservas de petróleo en el sur de Sudán. Gastó 1.200 millones de dólares para encontrar y probarlas. Ese petróleo provocó lo que llaman la segunda guerra civil de Sudán en 1983. Chevron fue objetivo de repetidos ataques y asesinatos y suspendió el proyecto en 1984. En 1992, vendió sus concesiones petroleras sudanesas. Entonces China comenzó a desarrollar los campos abandonados de Chevron en 1999 con resultados notables.

Pero Chevron no está lejos de Darfur actualmente.

Concesiones petrolíferas y gaseras en Darfur en 2002 (Fuente : USAID)

Petróleo de Chad y política de oleoductos

Chevron de Condi Rice está en el vecino Chad, junto con el otro gigante estadounidense del petróleo, ExxonMobil. Acaban de construir un oleoducto de 3.700 millones de dólares que transporta 160.000 barriles de petróleo por día desde Doba en el centro de Chad cerca del Darfur sudanés, vía Camerún a Kribi en el Océano Atlántico, con destino a refinerías en USA.

Para hacerlo, trabajaron con el “presidente vitalicio” de Chad, Idriss Deby, un déspota corrupto que ha sido acusado de entregar armas suministradas por USA a los rebeldes de Darfur. Deby se sumó a la Iniciativa Pan Sahel de Washington dirigida por el Comando Europeo del Pentágono para entrenar a sus tropas a fin de combatir al “terrorismo islámico.” La mayoría de las tribus en la región de Darfur son islámicas.

Provisto de ayuda militar, entrenamiento y armas de USA, Deby lanzó en 2004 el ataque inicial que provocó el conflicto en Darfur, utilizando a miembros de su Guardia Presidencial de elite que provienen de la provincia, suministrando vehículos todo terreno, armas y cañones antiaéreos para los rebeldes de Darfur que combaten al gobierno de Jartum en el sudoeste de Sudán. En realidad, el apoyo militar de USA a Deby ha sido el disparador para el baño de sangre en Darfur. Jartum reaccionó y la debacle resultante fue desatada con toda su trágica fuerza.

ONG respaldadas por Washington y el gobierno de USA utilizan el genocidio no demostrado como un pretexto para terminar por llevar a tropas de la ONU y de la OTAN a los yacimientos petrolíferos de Darfur y del sur de Sudán. El petróleo, no la miseria humana, está tras el renovado interés de Washington por Darfur.

La campaña por el “genocidio de Darfur” comenzó en 2003, al mismo tiempo que comenzó a fluir el petróleo por el oleoducto Chad-Camerún. USA tenía entonces una base en Chad para tratar de conseguir el petróleo de Darfur y, potencialmente, apoderarse de las nuevas fuentes chinas de petróleo. Darfur es un territorio estratégico, a horcajadas sobre Chad, la República Centroafricana, Egipto y Libia.

Los objetivos militares de USA en Darfur – y visto más ampliamente en el Cuerno de África – son servidos actualmente por el respaldo de USA y de la OTAN para las tropas de la Unión Africana en Darfur. Allí, la OTAN suministra apoyo en tierra y en los aires a las tropas de la UA que son calificadas de “neutrales” y de “mantenedores de la paz.” Sudán está en guerra en tres frentes, cada país - Uganda, Chad, y Etiopía – con una importante presencia militar de USA y continuos programas militares de USA. La guerra en Sudán involucra tanto operaciones clandestinas de USA como de facciones “rebeldes” entrenadas por USA que llegan del sur de Sudán, Chad, Etiopía y Uganda.

Deby de Chad mira también hacia China

La terminación del oleoducto financiado por USA y el Banco Mundial desde Chad a la costa de Camerún fue planificada como parte de un plan mucho más grandioso de Washington para controlar las riquezas petrolíferas de África Central de Sudán a todo el Golfo de Guinea.

Pero el pasado compinche de Washington, el Presidente Vitalicio de Chad, Idriss Deby, comenzó a mostrarse descontento con su pequeña participación en los beneficios del petróleo controlado por USA. Cuando él y el parlamento de Chad decidieron, a inicios de 2006, que utilizarían una mayor parte de los ingresos del petróleo para financiar operaciones militares y reforzar su ejército, el nuevo presidente del Banco Mundial, el arquitecto de la guerra en Iraq, Paul Wolfowitz, entró en acción para suspender los préstamos al país. Entonces, en agosto, después de que Deby lograra su reelección, creó la propia compañía petrolera de Chad, SHT, y amenazó con expulsar a Chevron y a Petronas de Malasia por no pagar impuestos adeudados, y exigió una participación de un 60% en el oleoducto de Chad. Terminó por llegar a un acuerdo con las compañías petroleras, pero soplaban vientos de cambio.

Deby también enfrenta una creciente oposición interna de un grupo rebelde de Chad, el Frente Unido por el Cambio, conocido por su nombre francés como FUC, que afirma que es secretamente financiado por Sudán. Esa región es una parte muy compleja del mundo de la guerra. El FUC se ha basado en Darfur.

Dentro de esta situación inestable, Beijing ha aparecido en Chad con un cofre lleno de dinero para la ayuda. A fines de enero, el presidente chino Hu Jintao hizo una visita de estado a Sudán y a Camerún, entre otros estados africanos. En 2006, los dirigentes chinos visitaron no menos de 48 estados africanos. En agosto de 2006 Beijing recibió al Ministro de Exteriores de Chad para conversaciones y reiniciar los lazos diplomáticos formales interrumpidos en 1997. China ha comenzado a importar petróleo de Chad así como de Sudán. No es mucho petróleo, pero si Beijing se sale con la suya, eso cambiará pronto.

En abril de este año, el Ministro de Exteriores de Chad anunció que las conversaciones con China sobre una mayor participación de China en el desarrollo petrolero de Chad “progresaban bien”. Se refirió a las condiciones que los chinos solicitan para el desarrollo petrolero, calificándolos de “sociedades más igualitarias que las que estamos acostumbrados a tener.”

La presencia económica china en Chad, irónicamente, podría resultar más efectiva en aplacar la lucha y el desplazamiento en Darfur que cualquier presencia de tropas de la Unión Africana o de la ONU. Eso no sería bien visto por algunos en Washington o en la central de Chevron, porque no conduciría a que el petróleo cayera en sus manos grasientas y ensangrentadas.

Chad y Darfur sólo son una parte del vasto esfuerzo chino por obtener “petróleo en la fuente” en toda África. El petróleo es también el factor primordial en la actual política africana de USA. El interés de George W. Bush en África incluye una nueva base de USA en Sao Tome/Príncipe a 200 kilómetros del Golfo de Guinea, desde donde puede controlar los yacimientos petrolíferos de Angola en el sur al Congo, Gabón, Guinea Ecuatorial, Camerún y Nigeria. Es pura casualidad que son las mismas áreas en las que se concentra la reciente actividad diplomática y de inversiones china.

“El petróleo de África Occidental se ha convertido en un interés estratégico nacional para nosotros,” declaró ya en 2002 el Secretario Adjunto de Estado para África. Walter Kansteiner. Darfur y Chad no son más que una extensión de la política de USA en Iraq “por otros medios” – control del petróleo en todas partes. China disputa ese control “en todas partes,” sobre todo en África. Equivale a una nueva Guerra Fría no declarada por el petróleo.

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